Sinopsis

Sentado en la Plaza Alta de Algeciras, observando, viviendo, sorprendiéndome, pasé años. Eran tiempos en los que llamábamos a las cosas por su nombre: la pobreza era pobreza y no vulnerabilidad; la droga era la heroína y no los “canutos”; la generosidad era dar lo que podías y no la simple solidaridad de: te acompaño en el sentimiento, pero nada te entrego.

Esa plaza me cambió la mirada y me robó muchos sueños transformándolos en realismo puro y, sobre todo, duro. Me entregó, no obstante, más fuerza y más capacidad de amar a los demás en el amplio sentido de los términos.

En este libro aparecen una serie de personajes que se instalaron en mi corazón para siempre.

Plaza Alta soy yo y son ellos. Especialmente ellos.